viernes, 22 de agosto de 2008

“ESTE ES EL DÍA DEL SEÑOR, ESTE ES EL TIEMPO DE LA MISERICORDIA”

“ESTE ES EL DÍA DEL SEÑOR, ESTE ES EL TIEMPO DE LA MISERICORDIA”

“Este es el tiempo del Señor, este es el tiempo de la misericordia”, así lo vivo, así lo experimento en el día a día de mi existencia. Mi Señor me lo va demostrando en tantas maravillas que ha ido realizando en mí; al hacer memoria de todo lo vivido durante estos años -25 de vida consagrada-, sólo puedo decir con María: Mi alma alaba al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque me ha regalado tanto! Me ha cuidado de mi como un Padre amoroso, a pesar de todas mis infidelidades en corresponder a su Amor, El siempre es fiel y compasivo; mi vida ha estado entretejida de caídas y levantadas, de gozos y sufrimientos, mi tendencia muy humana de reaccionar ante ciertas situaciones o personas me ha provocado muchas dificultades; hoy puedo contemplar cómo en todas esas cosas estaba presente la mano de Dios para permitirme hoy leer mi historia desde su mirada compasiva y llena de bondad.
Son muchas las experiencias pasadas en estos años de vida religiosa, agradezco al Padre por todas ellas por que cada una me ha ayudado a crecer como persona, a ir descubriéndome como hija en el Hijo Amado, a amar y sentirme amada-viva en la gratuidad del Amor del Padre, ir aprendiendo a acoger su Proyecto y “soltar” los míos –aunque esto a veces todavía me cuesta y tiendo a retomar lo mío-.
Un regalo especial siento que me ha concedido en estos últimos años: primero, al dejar el servicio de provincial, haber sido enviada al Bañado, entre los más pobres de los pobres, allí el Padre me mostró el rostro sufriente de su Hijo hoy, en ellos Jesús sufriente, humillado, rechazado…Gracias, Padre, por que amaste en mí a esos hijos tuyos, con un amor compasivo y lleno de ternura; entre ellos me enseñaste la gratuidad, la entrega generosa de todo el ser, valorar antes que nada la dignidad de las personas que vienen de ti, mantener la esperanza contra toda esperanza en la lucha por una vida más digna y justa para tus hijos…
Otro acontecimiento marcante ha sido la partida de mi madre a la casa del Padre, vivida como un misterio Pascual, con mucho sufrimiento pero con la certeza de que está gozando ya del Banquete de los elegidos y desde el Señor intercede por todos nosotros.
Por último, este año sabático, año de gracia, otra expresión de que me tiene en sus manos, me cuida con ternura de Padre-Madre. Es el tiempo de poner en “orden todas mis cosas”, el tiempo es ahora y aquí, me acojo a las palabras de Jesús: “vengan a mí los que están cansados y agobiados, yo los aliviaré”, así va poniendo el Señor las cosas en su lugar, va reparando en mí lo que hace falta, me siento reconciliada conmigo misma y con los demás. Siento paz, gozo, gratitud, fortalecida por la presencia amante de mi Dios que cada mañana me despierta y me sorprende con una novedad de gracia, la Gracia: el mismo Hijo que se me da, se me ofrece y El me ofrece al Padre desde la comunión íntima en el Espíritu, esa comunión que siento con todos mis hermanos y hermanas en la fe, a quienes tengo muy presente en mi corazón siempre!
Les pido sigan orando por mí, para regresar a la provincia y a la misión que me encomienden, fortalecida por tanta gracias recibidas y todo sea para un mayor conocimiento y amor de nuestro Dios.

Les abrazo en Cristo, Nelly