jueves, 20 de septiembre de 2007

Grenoble 6 de setiembre de 2007

Grenoble 6 de setiembre de 2007

Queridos/as hermanos/as de la CAF

A través de este escrito les comparto mis vivencias de este último tiempo. Una frase del texto de lucas 5 ; 1-11 : « Lleva la barca a la parte mas honda » refleja mi momento actual. Es el tiempo de vivir una fe mas profunda en Jesús, mi ancla espiritual, dejándome conducir por su Espíritu como una niña. Dejar atrás una etapa en el proceso de peregrinación en la fe y abrirme a esta otra nueva etapa me significa mayor abandono y confianza en el Señor, desde una actitud de dependencia amorosa del Señor.

Las palabras de Pedro dirigidas al Señor : « apártate de mi porque soy un pecador », me remiten a mi última experiencia de retiro ; en el que me he sentido tocada en mi ser mas profundo de criatura pecadora y a la misma vez amada, perdonada y rescatada. Desde esta identidad de hija me siento enviada como cuerpo, Iglesia, pueblo santo; de la pertenencia de Dios, comunidad intercongregacional-laical, Compañía de María para ser manifestación del amor compasivo del Padre.

Mi vida hoy en Grenoble-Francia y mi futuro destino en el Cairo-Egipto responde a la llamada del Señor de colaborar con su Espíritu con disponibilidad y entrega. En esta mision me siento compartiendo la paz del Resucitado con alegría y esperanza. Me resuenan interiormente: el canto de María “El ha hecho grandes cosas en mi”, las palabras de Juana “en unión de corazones” y la gracia de los EE.EE. de San Ignacio “amarte a ti Señor en todas las cosas y a todas en ti, en todo amar y servir”.

La comunidad de Grenoble es un contexto donde me siento en familia, aprendiendo el idioma francés y compartiendo el deseo común de ser testigos de Cristo por nuestra manera de vida. Tendré la oportunidad de vivir por un año el proyecto comunitario; fruto de un largo proceso de búsqueda y discernimiento, que ha nacido como respuesta a las inquietudes orientadas hacia una mayor fidelidad en el seguimiento de Jesús. La comunidad intenta ser una experiencia evangélica sencilla y atrayente para los jóvenes de hoy, donde nuestro Señor sea adorado y servido de una manera nueva.

El despojo y desprendimiento constante que vivo me van resultando un camino conocido, aunque siempre costoso y con sus matices. Creo que es gracia el poder aceptar la poda y la purificación que trae consigo el sí constante a la voluntad de Dios; que se manifiesta a través de las mediaciones humanas. Cuánto bien me hace recordar con el corazón y contemplar la manera humilde en que el Hijo de Dios se encarna en el mundo, haciéndose uno de nosotros. Este misterio de fe da sentido a mi vocación religiosa y me involucra en la misión del Reino que acontece con mayor fuerza entre los pequeños de este mundo.

Un abrazo Fidelina