viernes, 9 de abril de 2010

El Espíritu irrumpió de manera nueva en mi vida

Muy queridos hermanos y hermanas: Antes que nada quiero agradecer el compartir de algun@s en la página, me hacen mucho bien. Deseo hoy compartir con ustedes esta nueva irrupción del Espíritu en mi vida:
Vivo que el Espíritu irrumpió en mi vida de una manera sorprendente, inesperada, totalmente nueva, distinta, a lo que venía viviendo en cuánto a lo "exterior".
Mi ser entero por pura gracia y misericordia Suya, lo mantiene en El.
A principios de febrero, me pidió Ángeles (nuestra provincial) fuera a acompañar en el mismo Montevideo, a la Cdad. de hermanas mayores y enfermas hasta que viniera la nueva coordinadora que estaba en España y demoraría algo más de un mes y medio.
Es una comunidad de 10 hermanas, la mayor de 97 años, cinco de ellas delicadas de salud, dos no tanto, luego vengo yo por edad, otra de 44 años y una juniora de 33 con la que convivía el año pasado en la misma comunidad.
El "tocar la presencia de Cristo pobre y sufriente en ellas" en el convivir de cada día, me produjo algo muy fuerte interiormente.
Mi único deseo era que fueran felices, que vivieran con fe, con esperanza, que experimentaran cómo Dios las amaba y cómo desde ese "no ser" para muchos, eran y son una fuerza para la Iglesia, para los hermanos.
Y el Espíritu habló por mí. No fue nada pensado ni discernido, fue El. Me impulsó a ofrecerme a Ángeles de que si era necesario me quedara con esta comunidad, que contara conmigo.
Y aquí estoy hermanos.
Me vino al corazón la imagen de Jesús junto a aquél hombre que hacía 38 años estaba esperando que alguien lo acercara a la piscina de Siloé...
Me hizo ver Jesús que mi misión ahora, es acompañar a estas hermanas "en el caminito que les queda hasta llegar al río del Gran Encuentro con la Trinidad"
Quiero dejarme una vez más plenamente en Jesús, para que a través de mi vida, El las ayude a que el nuestro sea un caminar comunitario, sereno, con paz, con mucho amor, con esperanza, con seguridad plena en El.
Esto supone un cambio total en mi hacer de antes. Mientras pueda seguiré acompañando una comunidad en Casabó y en la preparación de padres y padrinos que quieren que sus hijos reciban el Sacramento del Bautismo.
En este momento en que estoy escribiendo lo que les quiero compartir, estoy acompañando en el Sanatorio a una de ellas que está internada.
Me admiro del obrar de Dios, como El me ha ido preparando al desprendimiento, a un nuevo despojo, a un volver a empezar de nuevo..., también a como ha respondido a ciertas preocupaciones que habían en mí...
Experimento que hoy más que nunca solamente tengo que amar, entregar la vida amando.
Ellas mis hermanas, gastaron su vida por El y El a la "caída de la tarde", en este tiempo de "espera", "de dolor", quiere expresarles de manera nueva, su cariño y su ternura.
Les pido recen por nuestra comunidad, que quiere ser una comunidad en la que nos acompañemos unas a las otras, donde El sea la Vida de cada una.
Un abrazo lleno de cariño.

Beatriz stj