jueves, 14 de agosto de 2008

Comunión de todos los santos


Queridas hermanas y hermanos de la peregrinación en fe

La gracia mas reciente que he recibido de la Trinidad, ha sido la participación en comunión con los santos, del conocimiento del Espíritu Santo; tercera persona, anunciado por Jesús y entregado por el Padre.
“Ahí viene el cordero de Dios, el que carga con el pecado del mundo”
“Y Juan dio testimonio: he visto al Espíritu bajar del cielo como paloma y quedarse sobre Él”. (Jn 1, 32). Experimenté un encuentro con Jesús, camino a la crucifixión, nos unía un gran amor y en Él encontré a muchos otros, comenzando por los más pobres, los niños y ancianos que han padecido y sufrido mucho, antes de morir. Ellos estaban vivos y felices. Entre ellos y nosotros no había tiempo ni lugar, como si ellos me dijeran que la Santidad del Hijo les disfrazó, de tal manera que el Padre se dejó engañar y los recibió en el cielo con un gran abrazo de Padre. Sinceramente me atraía mucho la sonrisa y alegría que tenían, pero sabía que mi misión no había terminado. Me preguntaba ¿y porqué no? ¿De que misión se trata? En esto experimenté la presencia de Santa Juana, quien me invitaba ir a Egipto ¿Cómo van a conocer a Jesús si nadie les da a conocer? Sentí por dentro una gran fuerza interior en prepararme con los EE.EE. y el francés como instrumentos para estar con los jóvenes del Cairo. También María me abrazó como madre y me sentí animada en esta misión.
La imagen en la estampa es de varias familias japonesas mártires, a quienes les he tenido de intercesores estos días en que voy siendo testigo de la acción de Dios en una hermana japonesa, dos mexicanas, una brasilera y una colombiana.
Cuento con sus oraciones, ellas están ahora en la segunda semana y terminaran este final de mes de agosto.

Desde Roma, unidos en la oración
Fide