
Apareció también otra señal: un enorme Monstruo rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos. En sus cabezas lleva siete coronas, y con la cola barre un tercio de las estrellas del cielo, precipitándolas a tierra.
El Monstruo se detuvo delante de la Mujer que da a luz...
Apocalipsis 12, 1 - 4