martes, 3 de abril de 2007

Desde la compasión amorosa de mi Dios

Hermanos, hermanas:
Entrar en este camino de fe, me sitúa ante el desafío de un proceso personal marcado con el sello del amor compasivo de mi Dios, de su fidelidad, su paciencia ante mi propia fragilidad en la pequeñez de mi fe. Obedeciendo al impulso del corazón, este es el momento y no otro en el que me siento invitada compartir un poco el núcleo experiencial de lo vivido y que hizo posible que hoy me sintiera en actitud del centinela que aguarda a la aurora. Se trata de la travesía de largo camino (Venezuela-Paraguay) entretejidos de despojos dolorosos, de muerte a mí misma, en un despojo de sueños e ilusiones. El regreso a Venezuela significó someterme a un proceso de profundización y asimilación de todo lo vivido a nivel personal y familiar, lo que me condujo a redescubrir la presencia fiel de la compasión amorosa de mi Señor en esta travesía de profundo dolor. Sustentada con el texto de Rom. 8, 18-27, regalo de Dios a través de Carlos, me permitió admitir y acoger que soy parte de esa creación que gime dolores de parto mientras espera su redención. Me ha llevado a reconocer y asumir mi propia fragilidad terriblemente sacudida por la pequeñez de mi fe al situarme ante una nueva realidad de despojo, de profundo dolor, de muerte a sueños e ilusiones sobre mi propio proyecto. Cuánto me costó despojarme de ello. Esa compasión amorosa abrió camino al Espíritu que acudió en ayuda de mi debilidad, de mi impotencia, de mi fragilidad, no sólo experimenté su gemido en mí, sino que ha gemido conmigo, en una experiencia fuerte de sentirme comprendida, asumida por esta presencia con mis plagueos y resistencias. Gracias a la Compasión de mi Dios, ese mismo Espíritu continúa intercediendo a mi favor ante la urgencia de mis necesidades profundas sintiéndome que no sé pedir lo que me conviene. Me regaló contemplar la semilla que necesita romperse porque lleva en sí el secreto de una nueva vida protegida por caparazones, lo que en un proceso delicado fue desprendiendose. En la experiencia de una profunda sanación interior, y respondiendo a la invitación de hacer ofrenda de aquello que afectivamente es bueno, pude poco a poco depositar en el cáliz del Señor el despojo de la ilusión del primer abrazo misionero a mi madre, el de no llegar a contemplar su rostro por última vez, la privación del primer encuentro gozoso con mis familias, de lo definitivo de aquella despedida y el abrazo tierno de mi madre, presente en el misterio del proyecto de Dios, que acogido hoy, se va convirtiendo en fuente de profunda paz. Desde esa compasión amorosa en intimidad y con María me siento en el proceso final de mi tercera semana en mi retiro de mes en la espera ansiosa, en la certeza de la promesa del encuentro con la vida nueva, en la invitación a vivir desde la alegría pascual. Unidas en esta espera en este camino de fe les abrazo. Teresa Inés-

4 comentarios:

Hermelinda dijo...

Mi querida hermana y compañera Inés
Cuando leí tu compartir, inmediatamente me remontó en aquellas experiencias gozosas, tiernas, inexplicables y a veces dolorosas que hemos experimentado a los largo de 36 días. ¡Que aventura de Dios en nuestras vidas!
Agradezco al Señor por tu rica y profunda experiencia de despojo, de fe, que por pura gracia y compasión El mismo ha ido tejiendo en tu vida Su Vida a lo largo de este tiempo.
Semilla que ha caído en terreno fértil por más tempestades, incomprensiones, despojos, luchas que nos visite sigue su rumbo.
Realmente me llega mucho todo cuanto nos has compartido. Animo!!!
Espero que alguna vez puedas darnos la sorpresa de tu visita en la CAFA.
Gracias por compartirnos tu vivencia por medio de esta página.
Enorme abrazo para ti.
Hermelinda hef

Mónica dijo...

Gracias Teresa Inés por compartir el proceso que Dios quiere para vos. Me sentí identificada con vos en la poda que Dios va realizando en tu vida. Podas, despojos, Cruz, son señal de los verdaderos seguidores de Jesús. Ánimo este es el ÚNICO CAMINO DE LOS DISCIPULOS DE JESÚS, y aunque a nuestra naturaleza no le agrade, el Señor con su gracia nos va abriendo los ojos del corazón para llevar con alegría la poda, muy necesaria para dejar a Dios ser Dios en nuestras vidas. No importa que no me conozcas, contá con mi oración. Unidas en la peregrinación y poda. Con cariño en el Señor: Hna. Mónica

Beatriz dijo...

Querida Hermana: He abierto mi corazón para acoger tu compartir y quiero dar las gracias al Señor por tu fidelidad.
Animo Teresa Inés, experimento es mucho lo que el Señor te está pidiendo... te trata como a sus "intimos".
EL ESTA EN TI Y CONTIGO y ya te está regalando las fuerzas que necesitas para seguir viviendo en fidelidad.
Un abrazo muy grande muy unidas en El.
Beatriz

Lourdes dijo...

Teresa: Doy gracias contigo al Señor y me emociono por todo lo que Él va obrando en ti, por lo que te va regalabdo de despojo, de entrega, de vida de fe radical. No te conozco, pero me alegratu compartir y me llena por dentro y ayuda a mi caminar aveces vacilantr.
Gacias y que Dios siga contido