El obrar de Dios

Mis queridos hermanos y hermanas en la fe:
Quiero seguir compartiendo con ustedes el obrar de Dios en mi vida. Puedo seguir reconociendo que Dios está empeñado en Carmen y día a día sigue viviendo su vida en mí. En este mes ha sido muy fuerte el sentir su amor gratuito que me desborda y que hace que El pueda amar a mis hermanos en mí. Lo experimento vivo, real, cercano y eso me mantiene firme en la misión encomendada. Una misión que siento me sobrepasa, me supera, me desborda, me hace reconocerme sencillamente “incapaz”. Me está haciendo descubrir mis limitaciones, mis imposibilidades y me hace crecer en humildad y abandono. Porque en medio de esta incapacidad solo me queda creer y dejarme y abandonarme en El. Yo no puedo nada, El lo puede todo en mí.

Se hace vida concreta el “que El crece y yo disminuyo”, porque ya no es Carmen la que brilla, la que todo lo puede, la que todo lo sabe, la que todo lo dirige y organiza. Por fin me he dado por vencida y le he dejado a El llevar el timón de mi vida, voy “soltando” todo. Por supuesto que esto me está trayendo contrariedades, críticas, comentarios, humillaciones, malos entendidos, miradas burlonas, comentarios hirientes. Pero…, no importa, lo acepto, lo acojo. Es necesario pasar por esto porque me hace descubrir quién soy realmente y quién es Dios en mi vida.

Como dice Teresa de Jesús “el bien crece con ser comunicado”, por eso quise compartir con ustedes “algo, muy poquito”, de lo que está aconteciendo en mi vida.

Hasta pronto.

Carmen de Dios