jueves, 12 de abril de 2007

Crónica de Tres Días de Descanso en C.A.F.A.

Querid@s Hn@s:

Les comparto algo de lo que fue nuestro descanso CAFA - un pedacito de cielo.

Como comunidad CAFA habíamos experimentado esa necesidad honda de lo que nuestro Señor una vez expresó a su comunidad apostólica: “Vamos aparte a un lugar tranquilo para descansar un poco”. Y por suerte, tuvimos la gracia de que se nos concretizara este deseo, aunque no los cinco días como estaba previsto, pero sí tres o dos o uno, disfrutado al máximo.

Diosnel, uno de los hnos. puso a disposición de la comunidad su casa de descanso de Piribebuy. Realmente es un lugar tranquilo, apacible, sereno, acogedor. La naturaleza que rodea la casa es riquísima, llena de árboles frutales y un hermoso arroyo.

Ya el día viernes 16 de febrero, a la media mañana éramos cuatro las que estábamos en condiciones para ir, después de hacer los arreglos respectivos en nuestros lugares de trabajo. Sin perder tiempo iniciamos la marcha hacia la preciosa ciudad de PIRIBEBUY.

Era un día caluroso, de unos 38º o 39º. Ya en la camioneta empezó nuestro descanso, experimentábamos la alegría del reencuentro desde la última vez que estuvimos juntos en la víspera de Navidad. Si bien nos comunicábamos entre nosotros por diversos medios, este espacio era muy esperado por todos. No quiero olvidar de decirles que en todo momento nos sentíamos en comunión con cada uno de ustedes.

En el viaje fuimos programando el menú y las compras para esos días. La hora del almuerzo nos tomó por el camino, llegamos a un gran supermercado, nos dirigimos al patio de comidas, para recargar las pilas y luego iniciar las compras. El momento de las compras fue todo una diversión, pues pronto nos dimos cuenta que éramos “un poco inexpertas en este arte”. Nuestro interés era hacer una buena compra pero al menor costo. Al final resultamos ser las cuatro un tanto tacañas y excesivamente ahorrativas.

Ante las dificultades que se nos iban presentando nos dejábamos ayudar por los vendedores de cada sector y agradecíamos por las sugerencias oportunas que nos ayudaban a cuidar nuestra economía. Fue impresionante cómo a la hora de pagar nuestra cuenta estábamos atentas al conteo de la caja para ver cuánto sumaba nuestro gasto, eso que gran parte del capital de la CAFA fue lo que el P. Carlos de la Cruz nos regaló cuando fuimos a despedirle en el Aeropuerto, sus últimas moneditas en guaraní…

Así con mucha alegría y animadas con nuestras compras, llegamos a la casa, acomodamos nuestras cosas y nos dirigimos al arroyo. Este momento fue hermoso, sentíamos mucha hermandad entre nosotras. Con mucha confianza, paz y acogida íbamos compartiendo desde lo profundo lo que traíamos como vivencias y experiencias. Se cumplía con nosotras las palabras del Salmo: “Qué hermoso convivir los hermanos unidos, allí manda el Señor la bendición” y todo esto como un regalo del Todo Santo presente en todo.

Ya a eso de las 17 horas, el tiempo empezó a cambiar, se aproximaba la lluvia y con las primeras gotas regresamos a casa, preparamos una rica merienda mientras seguíamos compartiendo nuestro descanso con gran paz. En eso venía llegando Marisa desde su Facultad, después de un breve descanso, espontáneamente entró a supervisar las compras, y con un vistazo ya se dio cuenta que falló nuestro cálculo, pero en todo esto había una gran comprensión y de hecho no nos faltó nada.

Con la lluvia llegaron Oscar, Fide, Máximo y Silverio que venía como invitado. La temperatura del ambiente cambió, empezó a refrescar aunque el clima espiritual de la comunidad era de gran calidez, de alegría desbordante por la presencia de cada uno, gran confianza, respeto, sintonía en los sentires y una gran comunión con la certeza de la presencia del Señor en medio de nosotros. Estábamos envueltos en su profunda paz y su amor gratuito.

En este clima continuamos hasta la media noche. Oscar nos compartió todo lo vivido en España, con los suyos, con sus hermanos de la Compañía y con tanta gente colaboradores de la obra de Fe y Alegría. Sentíamos tanta presencia y bendición del Señor en todo lo que nos compartía. Estábamos felices con él, nos habló de la belleza de las Islas Canarias: la vegetación, el mar, los volcanes… y de ahí nos paseamos por todo el mundo hablando de las catástrofes naturales de la historia que ha sufrido la humanidad y que podrían sufrir las ciudades del mundo. Todo nos parecía muy lejano, hasta que Silverio nos hizo aterrizar en Paraguay haciéndonos caer en la cuenta de lo que podría ocurrir si hubiera alguna falla en las grandes represas hidroeléctricas de Yacyretá e Itaipú.

Silverio nos habló de la presencia de los S.J. en la ciudad de Encarnación, de su trabajo en la Universidad Católica. También abordamos diversos temas como la Masonería, la política, las víboras venenosas, los insectos, las arañas, el dengue, etc. Y así nos fuimos a descansar.

El día sábado: Casi todos dormimos hasta las 10 - 11 de la mañana, el día era fresco, lluvioso. Continuábamos compartiendo alegremente, todos comentábamos que habíamos descansado muy bien, aunque en algunos dormitorios dicen que se percibían rugidos y ronquidos de tigres y leones entre bostezos de gatos. Otra se despertó con pesadilla, pero ahí estaba la comunidad, pronta para socorrer.

Después del almuerzo despedimos a Silverio. Por la tarde el “gerente” (Oscar) nos preparó y al mismo tiempo enseñó a quienes estábamos interesadas, su exquisita torta de miel, muy apropiada para la merienda de un día como ése, por supuesto con gran éxito.

La Eucaristía serena de la tarde fue otro momento fuerte del día, donde hemos experimentado de modo especial la comunión con todos, desde esa comunión con el Señor.

Después de la cena, el gerente nos preparó un rico té de limón mientras continuábamos nuestro interesante diálogo sobre diversos temas.

Otro momento importante fue la comunicación telefónica de cada uno con el P. Carlos, donde tratábamos de compartir con él brevemente la felicidad de nuestro pequeño cielo de los hermanos unidos en comunión, aquí utilizamos la tecnología al servicio de la fe y del amor, como una gracia más que el Señor nos proporciona.

Continuamos con una guitarreada en honor a Fide que despedía sus 36 años y se disponía a recibir en CAFA sus 37 bendecidos años de vida. Nuestro hermano Máximo se destacaba como un verdadero Monstruo (es un sobrenombre que se ganó no sé cómo) y se alternaba con Paola. Todos cantábamos, no importaba si no conocíamos la melodía. Por ejemplo, con la melodía de la burrerita cantamos como dos canciones más, la cosa era cantar y a todo volumen, ya se pueden imaginar lo divertido que fue eso, (les aclaro que no hemos bebido ni una gota de bebida alcohólica). Ya a las cero horas le cantamos a Fide las mañanitas y es curiosísimo justo en esa canción, se unió a nuestro canto un pájaro, con su trino, no sé si era pombero o el famoso ruiseñor, era el primer regalo a Fide.

Después de un rato más de charla fuimos a descansar.

Domingo: Amaneció un día fresco, agradable. Algunos ya estábamos levantados hacia las 9, ese primer momento del día era muy apropiado para la oración. Este día temprano se unió al grupo Herme.

A eso de las 11, como la cumpleañera seguía en el dormitorio, nos organizamos y le llevamos nuevamente una serenata y continuó el festejo con la preparación del almuerzo donde intervinimos casi todos, quienes directamente no estaban en el trabajo, supervisaban e impartían órdenes, se cuidó todos los detalles para ese almuerzo especial pero con todo eso casi se nos quema nuestro pollo que cocinamos a la parrilla. Todo siempre en el mismo ambiente de nuestro compartir.

A la tarde después de una breve siesta algunos jugaron al Voley y otros continuamos conversando, luego nos preparamos para el regreso. Oscar nos invitó a celebrar la Eucaristía en la casa que tiene Fe y Alegría en Itaguá, nos interesó conocer y ver como lugar alternativo para nuestra próxima interiorización de la CAFA.

Salir de la casa de Diosnel fue toda una odisea, porque había mucho barro y la camioneta de M. del Carmen patinaba sin poder salir. Nosotras colaborábamos empujando, colocando virutas y maderas bajo las ruedas pero no había caso, no tardaron en percatarse de nuestra dificultad los buenos vecinos de Diosnel, que estaban jugando fútbol ahí cerca, interrumpieron su juego y vinieron a ayudarnos. Oscar tomó el volante pero esto fue simpatiquísimo pues todos con muy buena voluntad bastante alcoholizados, tambaleando daban indicaciones diferentes al conductor, pero gracias a la paciencia y a la habilidad de Oscar por fin pudimos salir.

En Itaguá Oscar nos mostró toda la casa. Nos gustó mucho porque era apropiada para nuestra próxima interiorización. En el patio de la casa preparamos el ambiente para la celebración de la Eucaristía, donde nos unimos en acción de gracias al Señor por la vida de Fide, por fortalecernos en la comunión entre nosotros y por toda la experiencia que nos ha regalado. Al despedirnos el casero nos tenía preparado varios frascos de dulce de guayaba y algunas plantas medicinales que nos obsequió.

Demás está decirles que estos días, nos hemos sentido en comunión con todos. Felices, fortalecidos en la comunión fraterna regresamos a nuestras respectivas comunidades para empezar las actividades escolares que comenzaba el lunes 19.

Con todo cariño desde el corazón del Amado un gran abrazo para todos, Carolina.

2 comentarios:

Mari Carmen E. dijo...

Querid@s tod@s: he disfrutado mucho cleyendo la crónica de los días de descanso. he sentido la Comunión entre ustedes y con ustedes y lo maravilloso que es vivir esa Comunión con el Señor que nos hace hermanos. Cuánro deseoi que llegue el día en que toda la humanidad lo podamos vivir, en Cristo en plenitud. Un abrazo grandeM.Carmen

Mónica dijo...

¡ Muchas gracias Carolina (cronista), muchas gracias Hnos. (as)reunidos en Piribebuy! He gozado con todo lo que han vivido estos días de compartir distensionado, en fraternidad...cada uno poniendo los dones en estos días, desde la generosidad de Carlos (por sus últimos guaraníes que dio), de Diosnel, de los cantores, guitarristas, cocineros, conductores...)He experimentado con esta crónica ¡ UN REGALO, UNA GRACIA DE DIOS ! para ustedes que físicamente podían verse y compartir y una "COMUNIÓN EN EL ESPÍRITU", con todos nosotros los que seguimos unidos en el Señor, los de la Diáspora, TODOS MOVIDOS POR ESTE MISMO ESPIRITU DEL SEÑOR, PEREGRINOS DE FE RADICAL: Todas estas experiencias nos fortalecen en esta comunión espiritual. Sigamos orando unos por otros. Con agradecimiento les saluda: H. Mónica.