viernes, 6 de abril de 2007

Cuando entré en mí misma...

DIOS ES MI PADRE, SOY DE DIOS

Dice Teresa de Jesús: “Una merced es dar el señor la merced, y otra es entender qué merced es y qué gracia, otra es saber decirla y dar a entender cómo es” V 17,5. Creo que hasta ahora no se me había dado esa gracia por eso no podía entender y captar lo que sentía en mí como enredo, desazón, desconcierto, frustración, deseos de huir.

La oración de estos días con un texto de San Enrique que llegó a mis manos y que habla de su confianza ilimitada de hijo amado, me tocó muy hondo y me consoló profundamente. Me invitó a una plena y total confianza en ese Dios Padre que ama con infinita ternura y que me cuida y anda solícito de mí.

Desde esta certeza del amor infinito de Dios Padre empecé a mirar mi interior, mis vivencias de este último tiempo. Necesitaba hacerlo antes de entrar en una profunda crisis de sentido y dejarlo todo.

Este año está siendo para mí muy cargado, con gracias realmente costosas y dolorosas. El Señor me ha confiado mucho, me ha puesto como “mediación suya”: en el colegio al volver a renovar mi presencia en la dirección; en la Provincia al pedirme el servicio en el Consejo Provincial en un momento delicado para la Provincia; en la Comunidad al pedirme el servicio de la coordinación con mis hermanas y se me difícil saber para donde tirar.

Asumí estas responsabilidades, por un lado, con la gran certeza de ser una misión recibida de El para servir mejor a mis hermanas y a los demás. Pero también, por otro lado, quizás más oculto, con una gran confianza en mis propias capacidades, cualidades y habilidades para llevar adelante todo, porque sentía y creía que YO PODIA con todo y que lo iba a hacer muy bien.

Sin embargo con el paso del tiempo solo me voy encontrando con mis incapacidades, mis inutilidades, mis limitaciones y deficiencias, mis desconciertos, fragilidades y carencias. No puedo con nada, no soy capaz de nada por mí misma. Experimento ante mí un profundo fracaso. Y esto me está costando muchísimo aceptar. NO era tan fácil como yo pensaba, no depende sólo de mis habilidades y capacidades. Eso no sirve para nada y yo creía que sí. Recién ahora empiezo a dimensionar mi GRAN PROTAGONISMO, mi creerme y mi andar convencidísima de ser yo la “estrella”. Sin embargo, lo que me está pasando es que me voy estrellando.

Me siento tan llena de máscaras, tan llena de orgullo, vanagloria y soberbia. Por eso todo me duele, me duele que ahora la gente empiece a rechazarme, sobre todo aquellos por quienes era querida y acogida, no tolero el desprecio, no aguanto que me digan: “me defraudaste”, no soporto que me ignoren, no resisto que descubran mis carencias y debilidades.

Me cuesta ir descubriendo que no era “tan valiosa” o “tan capaz” como yo pensaba, que no puedo cambiar nada, que no puedo conducir nada.

Reconozco que tengo que abrirme y dar paso a los otros, que tengo que ver que los otros pueden más que yo, que no soy la UNICA, que no soy la todopoderosa. Carmen no es dios, Carmen no puede con todo. Carmen no es la única valiosa... (qué soberbia más grande la mía)

Esta conciencia de mi limitación, de aceptación y acogida de mi incapacidad ha hecho que entre en crisis existencial, que pierda el sentido de muchas cosas, que me rebele interiormente.

La conciencia de todo esto juntamente con mi no querer asumir esta realidad nueva en mi vida, incluso me ha llevado a un cierto distanciamiento de Jesús, a regatear mis tiempos de estar con El y a buscar cosas para evadirme y refugiarme. Incluso he estado quejándome de una sequedad y frialdad en mi oración que me ha llevado a no querer orar por no encontrar “el gusto”, por no poder “sentir” y “entender” lo que me estaba pasando.

Todo esto me ha hecho centrar mucho en mí y me ha apartado de la gracia de la Comunidad, de la CAFA, del sentido de Cuerpo Apostólico, pero lo peor, es que me ha “debilitado la fe”. Dejé de creer en El, dejé de vivir mi experiencia creyente. Todo he puesto en dudas, todo me caía mal. A todo le encontraba excusas para no dejarme tocar por El y enfrentarme con esta realidad en mi vida. En varios momentos hasta me planteé dejar la CAFA, el equipo, el acompañamiento, todo.

Siento que ahora es un nuevo momento para mí. Momento de maduración en la fe y de acogida de mi barro, de mi pobreza. Me siento como San Enrique en su oración “yo soy mendigo y pobre”. Soy mendigo porque he mendigado mucho: afecto, atención, compasión, reconocimiento de mi valor, aceptación. He querido ser víctima de esta situación para seguir atrayendo a los otros hacia mí. Pero, ya es el momento de decir BASTA. Es hora de MADURAR EN LA FE desde lo que soy y vivir en RADICAL CONFIANZA en mi Padre que me ama, me cuida, me mima, me da lo mejor. NO puedo seguir enredada en todo esto porque me va debilitando en mi interior, en mi entrega.

Siento que a partir de ahora empieza una nueva vida sin ropajes, sin máscaras. Una vida desde mi radical pobreza. Acogiendo lo que Dios me da así como me da. Ya no me importa que El cambie mis planes, mi organización, lo que la gente piensa de mí, que me desmorone delante de los otros.

Quiero vivir cada instante sabiendo que lo que acontece viene de Dios, El quiere mi bien.

Quiero estar con mucho gozo y alegría en todos los acontecimientos, agradables o desagradables. No importa, todo viene de sus manos de Padre. En este momento siento renacer en mí una infinita confianza en mi Padre Dios. Me siento en paz.

Experimento acogida de mi realidad. Una acogida serena, confiada. Me alegro de sentirme así “mendigo y pobre” porque ahora estoy preparada para dejarme conducir por El en verdad. Creo que ahora El puede empezar a construir en mí, hacerme a su gusto. Bendito sea Dios por su obrar.

Escribo ahora un pequeño extracto de la oración de Enrique que me animó a adentrarme en mi interior y nombrar lo que pude nombrar:

“Dios se ha encargado y tomado cuidado de mí y de todas mis cosas;
no me faltará nada.
YO soy mendigo y pobre.
Dios anda solícito y cuidadoso de mí.

Quiero, Dios mío, hacer con Vos aquel concierto admirable
que hizo vuestra sierva Teresa de Jesús.
Quiero olvidarme de mí
y dejar mis trazas y cuidados para acordarme de Vos
y fiarme de Vos solo.

NO quiero sentir aquellos alborotos
y congojas y desasosiegos
que sienten los que miran las cosas y los sucesos
con ojos de carne,
sino antes estar con mucho gozo y alegría
en todos los acontecimientos.

NO quiero, pues tener zozobra
ni perder mi quietud y sosiego
por los diversos sucesos y acontecimientos de la vida,
porque sé que ninguna cosa puede acontecer sin la voluntad de mi Padre celestial...

Pido sus oraciones,
Ma. Carmen B.

6 comentarios:

Lourdes dijo...

Muy querida Ma.Carmen: ¡¡GRACIAS!! Es de Dios que yo lea esto tan hermoso que nos compartís al finalizar el 23 de junio, la fiesta de la Familia Teresiana. Doy gracias al Señor que sigue poniendo en nuestro camino personas que reconociendo su pequeñez, su límite, su "querer ser como dioses" nos sirven de espejo, de reflejo, para también captar las miserias propias: la soberbia, la centralidad de uno en vez de la de Dios en tu vida.
Ma. Carmen, en esta noche del Corazón de Jesús, doy gracias al Señor por vos, por dejarte rescatar por Él nuevamente, yo creo que eso es lo más importante: acoger que Dios te ama así como sos y vuelve a decirte: "YO SOY TU DIOS" Y "VOS SOS CARMEN DE DIOS".
Contá con mis oraciones, como yo con las tuyas, hermana de congregación y HERMANA EN LA FE.
Que Jesús siga haciendo contigo todo lo que al Padre le parezca mejor.
¡¡UNIDAS EN ÉL!!
Con cariño:
Lourdes stj

Beatriz dijo...

Muy querida Carmen: Gracias por regalarnos compartir contigo el obrar de Dios en tí en este tiempo.
Le doy gracias al Padre por el amor entrañable, misericordioso y compasivo hacia tí hermana.Te ama demasiado Carmen, por eso no quiere "vivas equivocada"..."te ha salvado" dejándote tocar tu miseria y hundirte en ella para rescatarte como sólo El lo sabe
hacer.
Quiere para tí una vida más radical y sólo desde El.
Todo es gracia Carmen, y estáte atenta, como eres tan valiosa y amada por Dios, el mal espíritu no te dejará en paz, pero te repito las palabras de San Enrique "Confía hija, y verás grandes cosas". Grandes cosas seguirá obrando el Señor en tí si le dejas, El es FIEL y no abandona las obras de sus manos.
Me uno a tu acción de gracias y me gozo por todo lo que el Señor obró en tí y por lo que seguirá obrando.
Un abrazo muy grande
Beatriz stj.

Paola dijo...

Querida Ma Carmen he orado mucho tu proceso y experimento una gracia muy grande del Señor en su obrar en tu Vida, siento esa fidelidad de Dios que no nos quiere mediocres sino humildes y mantenidos en su gracia y sus actitudes, es èl mismo el que muestra la miseria que impide el avance a una mayor divinización , pero la gracia del Amor de Dios es siempre mayor y puede derribar todo lo que impida acercarnos a èl y nos va haciendo agradables a èl por pura compasiòn, siento que el Señor nos envuelve en ese amor compasivo y nos purifica, y confiar sòlo en el, me resuena lo de San Pablo en la debilidad èl nos hace fuertes, es aquì en nuestra miseria donde DIOS REALIZA SU oBRA Y muestra su gran misericordia, donde se une la miseria con la gracia de su misericordia, como no alabar al Señor por tan gran obra y debemos seguir trabajando e integrando en la fe y dejar que la gracia siga actuando con libertad, cuando nos resistimos viene el malestar y la lucha interna, Pido mucho por ti y tu proceso que èl Señor es Fiel y continùe la Obra de sus manos en ti. Gracias por tu compartir y mantente unida a èl en la confianza de tu Dios que te ama y sus entrañas se remueven al verte sufrir.Animo y adelante en esta carrera.

Máximo dijo...

Le doy gracias al Sr. a través de tu fundador San Enrique de Ossó por la oración que el Sr. ha puesto en tus manos para ver tu realidad desde Dios. Te doy gracias a vos por ser transparente en tu compartir y a dejarte de ahora en más moldear desde el Sr. vivienciando tu nada. Nos ayuda muchísimo tu compartir para ubicarnos ante el "TOTALMENTE OTRO".
Un fuerte abrazo en el Sr.
Tu hermano, Máximo

Mónica dijo...

Querida M. del Carmen : gracias por tu profundo compartir. Al orarlo veo las gracias que el Señor te va regalando. 1º el VER nuestra pobreza, miseria, debilidad...todo esto es una gracia, aunque duele a nuestro amor propio...es necesario LA PODA DE ESTO PARA AVANZAR..la conversión que dura toda la vida...cuánto debemos "soltar"...poco a poco nos lo va mostrando el Señor. Duele el no ser tenidos en cuenta, pero así el Señor nos permite VER NUESTROS AFECTOS DESORDENADOS...que a veces surgen con más fuerza.Así ves los razonamientos y sensibilidades que tienen que ser podadas para seguir en fe radical a Jesús.La comunidad, la CAFA es una gracia, aprovechala ya que la tenés cerca. Dejar a Dios ser Dios en nuestra vida es un continuo comprobar nuestras limitaciones que desde mí nada puedo y hay que dejar que Dios obre en nosotros.Todo lo que Dios te va haciendo VER ES UNA GRACIA, MUCHO ÁNIMO Y CUENTA CON MI ORACIÓN. Tu hna. peregrina:H. Mónica

Iliana dijo...

Querida Carmen: Gracias por tu compartir, justo lo leí en un momento fuerte de desánimo y agobios. Me ayudó mucho para situarme quien era delante de nuestro Dios que es Santo, y me abrió a una cantidad de gracias fruto de su amor por nosotros. Realmente abrirse a ese amor es maravilloso, ubica todo en su lugar, y a nosotros , nos hace UNO en las vivencias del amor crucificado. Deja que sea esa urgencia del amor del Padre en Jesús vaya dando sentido y transformando tu vida. Gracias y unidas en la oración: Ili