sábado, 7 de abril de 2007

Dios nos espera en cada familia

Muy queridos todos: después de tanto tiempo sin compartir, ha llegado el momento.
Es hermoso descurbir el obrar de Dios que te sobrecoge en los lugares más insospechados. Estamos haciendo con la gente del Barrio y de la Capilla la visita a las familias, sobre todo a aquellas más alejadas, que no se acercan a la Capilla. Vamos con la Virgen de Luján y les ofrecemos el celebrar allí la Eucaritía. La sorpresa es muy grande para todos porque no pueden creer que eso pueda acontecer en su casa y así en torno a una mesa muy sencilla, pobre, el P. Adrián celebra esta fiesta del Señor.
Siempre salgo enriquecida y emocionada de cada Eucaristía. La gente comparte su fe sencilla, tan genuina, sin contaminación de ninguna elaboración del pensamiento. Acogen que Dios está allí, que se sienten indignos de tan gran visita y a la vez sumamente agradecidos a este Dios que tanto los ama.
Es allí donde vamos descubriendo ese obrar misterioso de Dios, en lo escondido, en lo que no cuenta para el mundo, en el anonimato de las calles de tierra... en las expresiones de cariño hacia la Virgen tanto de mujeres como de hombres que se alegran de tenerla en su casa.
Sentimos, como comunidad, que va conociendo al barrio, que allí el Señor nos espera y nos va diciendo a ravés de la misma gente qué es lo que va queriendo de nuestra presencia allí, sin estruendos, sino una presencia sencilla, silenciosa, de fe que se comparte y se reparte y donde todos crecemos.
El Señor va teniendo hacia nosotras pequeñas y grandes delicadezas, ya que nos permite experimentar y comaprtir la fe de los sencillos, de los pequeños y nos invita a estar entre ellos como Él, descubriendo lo que el Padre quiere y alabándolo porque ha deseado manifestar estas cosas a los pequeños.
Como Comunidad nos vamos sintiendo cada vez más cuestionadas e invitadas a profundizar en nuestro camino de fe, en el compartir cómo vamos viviendo el encuentro con el Señor en lo personal y en la misión, en el comaprtir con la gente... Y nos va ayudando como Comunidad a crecer en sencillez, en acogida al querer del señor, en saber ESCUCHAR, ESTAR, SOLTARLO TODO EN SUS MANOS...Es todo un desafío de vivir así asumiendo como único proyecto el de Jesús: MI ALIMENTO ES HACER LA VOLUNTAD DEL PADRE.
Les pido que nos acompañen con su oración para que este caminar en Arrecifes, sea sólo desde lo que el Señor quiera, en fe, acogiendo el vivir como discípulas oyentes de la Palabra del Señor, en humildad y profundidad en el seguimiento.
Cuento con ustedes:
Lourdes

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