sábado, 7 de abril de 2007

Invitación del Señor a ser Pan

Al orar con la Parábola de la levadura, tuve imágenes de la niñez, de cuando le ayudaba a mi abuela Guillermina en el campo a hacer el pan amasado; ella me daba un poco de masa y así pasaba un largo tiempo a su lado compartiendo este arte de amasar.
Mi abuela siempre elegía un pan y lo enterraba en la harina durante dos o tres días, era convertido en levadura, para usarlo en el siguiente amasijo, ese pan lo partía en trocitos pequeños y colocaba en el centro de la harina con la sal, agua tibia y la grasa para disolver y luego mezclar lentamente con las medida de harina hasta lograr una abundante y esponjosa masa. En varias ocasiones convertía la masa en una gran tortilla que después de reposar la metía en el horno de barro.
Esta imagen acompañada de sentimientos positivos de la experiencia de cuando era niña me resultó muy significativa, me alegró, porque ilumina el momento que estoy viviendo en la misión de los hogares de menores. Experimento que el Señor me va invitando a dejarme enterrar en esa realidad en silencio, desde una espera paciente y fecunda.
El Señor me fue identificando con ese pan de levadura y dejando sentir que la masa necesita ir creciendo lentamente e ir trasformándose en un rico pan, que tiene que pasar también por el calor del horno y que mi vida tiene que ir siendo un pan que alimenta; que se brinda desde la actitud de bondad, entrega generosa en medio de estas niñas.
Esta vivencia me llevó a dedicarle más tiempo a las niñas del hogar en los momentos en que hacen sus tareas, en las comidas, cuando tienen tiempo libre y se van a dormir. Me confirma que los vínculos se van creando desde la cercanía y la dedicación con un amor gratuito, desde donde el Señor en su misericordia me va mostrando en esta búsqueda de vivir la misión desde su querer.
Un cariñoso saludo a todas las personas que compartimos en este espacio.
Patricia O.

2 comentarios:

Máximo dijo...

Querrida Patricia:
Muchas gracias por tu compartir que nos ayuda un montón con el simbolismo de la experiencia del pan. Desde la cercanía, desde abajo, en horizontalidad se van creando esos lazos para desde allí vivir esa vida de sentirnos pan para los demás. Un fuerte abrazo,
Tu hermano, Máximo

Mónica dijo...

Querida Patricia: gracias por compartirnos esta vivencia de ser pan. Te animo a seguir en esa apertura a la acción del Espíritu del Señor, cómo en algo sencillo y valioso (amasar el pan) Dios te da su luz: ser masa en las manos del Señor, dejarte cocinar al calor del "horno" que sería el amor del Señor, la oración, y así convertirte en ese rico pan para esas niñas, brindándoles el amor gratuito, tu cercanía, donacion. ¡Mucho ánimo en esta misión! Contá con mi oración:Fraternalmente: hna. Mónica