Vivencias de un Peregrino

Hace ya un buen tiempo que no contribuyo a la página desde mis vivencias. No dejo de actualizar la página, pero sé que ustedes y yo esperamos que mi labor no se limite a eso.

Quisiera compartirles abiertamente, aunque siempre hay un hasta aquí de mi parte. No lo hago porque no me sienta abierto a compartir fe, mas me preocupa compartir experiencias que no he visto en ustedes; no por eso digo que no las vivencien, sino que no las publican. Sea como sea.

Mis vivencias no son experiencias que Dios no haya dado a los suyos. Aunque últimamente en este mundo secularizado y tan orientado a la efectividad del hacer, o Dios se ha limitado en su generosidad (lo cual es imposible) o las personas religiosas se han conformado con migajas.

Les diré que el fundamento de mi seguimiento a Jesús se encuentra fuera del tiempo y espacio. Esto a primera vista parece una contradicción, pues cómo puede una persona seguir a Jesús si no se encarna en la historia. Claro que sigo a Jesús con los pies bien puestos en tierra. Pero hay un aspecto de mi vivencia de fe que explicaría, parafraseando a Juan de la Cruz: Encuentro con mi Señor. Mirada a mi interior. Quedarme amado por el Amado. Cuando en la oración de fe esto acontece, estoy en el Señor y el hoy es igual que el ayer e igual que el mañana. La paz de Jesús me cubre y mis etapas de peregrinación quedan resumidas en mi correspondencia al amor del Amado, que no consiste en otra cosa que dejarme amar por El. Así, El me llena de su amor y en esto, repito, consiste mi correspondencia. Esto se entiende si aceptamos que amamos en el amor del Amado. Entonces la distancia a aquellos que el Señor unió a mí en su amor desaparece, y el amor a ustedes es igual que aquel con que les amaba ayer e igual que aquel con que les amaré mañana.

Cuando esta experiencia de fe termina, el Señor me lanza a la etapa de mi peregrinación que El ha querido para mi “hoy encarnado”. Aquí me surge paz o turbación. Paz – signo seguro que estoy donde Dios quiere que esté. Turbación – señal que un discernimiento es necesario: o para modificar mi respuesta al Amado o para peregrinar a donde no sé.

Ahora estoy en paz. Pero, no por eso sé adonde se dirige mi peregrinación. Ayer iba a ser párroco de nuestra parroquia en El Paso, Texas. Hoy el Provincial me dice que debido a mi salud, sería mejor esperar un poco más y que Eddie Gross – mi amigo que vivió y trabajó largos años en el Técnico Javier de Asunción, Paraguay – será el nuevo párroco. El me dio algunos meses para pensar y orar sobre este cambio. Yo le contesté al día siguiente, ya que ser párroco o no está lejos de mi querer; Eddie Gross me pareció una elección excelente. Le aclaré también - como siento en el Señor que debo hacer - que mi sentir interno sigue orientándome a levantar comunidades cristianas, comunidades de fe, comunidades en seguimiento de Jesús y en el servicio de la misión que el Padre le encomendó al Hijo y en las que estas comunidades participarán en la medida que Cristo les entregue su gracia.

Estoy en peregrinación pero no he llegado a la tierra prometida.

Con el cariño de Jesús me uno a ustedes,
Carlos