La gran compasión de la Trinidad por mí

Queridos y siempre recordados Hnos. (as)en Jesús:
Les agradezco mucho todo su compartir y las resonancias de nuestra página fe, esto me ha ido ayudando mucho en mi proceso. También les agradezco sus oraciones por mi retiro: Dios me hizo experimentar esta comunión espiritual con Uds. y cuánto se los agradecía pues eran momentos de gracias y luchas...He experimentado "la gran compasión de la Trinidad por mí", me ha ido regalando varias gracias, entre ellas la de sentirme creatura, frente a su Creador..Esto me hacía disponerme mejor a mi retiro ignaciano que hice con el P. Juan Pablo S.J. Quiero compartir dos experiencias que fueron determinantes en mi retiro: 1.Era invitada a sentirme soldado frente a Jesús Rey. Pedía:"Ser capaz de oír el llamamiento del Rey Jesús, ser presto y diligente para cumplir su santísima voluntad..."Se me daba el texto Lc.1,26-38. Me quedé con el versículo 38"Yo soy la servidora del Señor, hágase.." y así pidiendo la compasión del Señor para dejarme conducir por su Espíritu, me abandoné a su obrar, decía, hágase..y así me entregaba enteramente a Jesús, aquí me tienes, tienes mi vida...Entonces se me acerca Jesús Rey, yo estaba desprovista de todo, me sentía pequeñita frente a Él. Luego se me acerca y me pone una gran capa que tenía grabadas las letras FE, mi interior sintió una sacudida, experimentaba reafirmar mi vocación a la FE RADICAL,luego me arrodillé a Jesús Rey, Él puso una espada en mis hombros, me dice: en este batallón de la fe le he de servir. Me lleva aparte y me reviste de una coraza de soldado, tu coraza me dice Jesús será la escucha al Espíritu, la obediencia al Padre y la integración:fe,vida, oración. Después me sienta en su mesa, solos los dos y me regala su corazón y lo pone en el mío, reemplazándolo, me dice, que debo amar gratuitamente a mis hermanos desde su corazón...
2.- Hacía la misma petición, era invitada ahora a mirar la Encarnación, y ver a la Trinidad ser testigo de ese momento..Leí el texto de Lc 1,26-38..El Señor fue llevando a esta pequeña y fragil soldado a contemplar el misterio de la Encarnación, allí estaba María y el Angel, María era la mujer de la fe, humildad, de gran docilidad al querer del Padre. En otro extremo estaba Jesús Rey con su cetro, se pone de pie, en Él estaba unido el Padre y el Espíritu Santo, miran con indecible amor a María y a toda la humanidad...Luego me invitaban a acercarme a Ellos,iba temerosa, y Ellos me abrazan a su pecho, me dicen que nada tema, que la espada que pusieron en mis hombros significa su gracia, su poder que obra en mi debilidad. Experimentaba profundamente el amor de la Trinidad por mí...Hermanos (as): les pido sus oraciones para que Jesús viva en mí las gracias que me ha regalado en este retiro. Me reafirma que Él no abandona la obra de sus manos. ¡MUCHAS GRACIAS! Fraternalmente:Hna. Mónica