Mis alegrías y mis penas en estos dos últimos años

Ahora paso a compartirles estos dos últimos años y mi recorrido en la fe por ellos.

La verdad es que desde que nos separaron de Paraguay, no fue fácil para el grupo de Brasil, incertidumbres sobre el futuro, desconcierto de las jóvenes, no se sabía a quien acudir, etc.
Lo fui sobrellevando como podía y ante la impotencia, el desconcierto, la falta de apoyo, caí en un pozo. Me fui a hacer un retiro con Alberto, un magnifico sacerdote y párroco y me decía que no era un problema de fe sino que, como consecuencia de lo que estaba viviendo en mi interior y en mi comunidad, estaba con una depresión… así que por medio de él, entre en relación con una psicóloga. Esta nueva etapa no era fácil para mí pero pude sentir claramente la presencia y la fuerza del Señor para reconocerlo ante las jóvenes de la comunidad y tuve la suerte de que me acogieran muy bien.

Entre pues en contacto y me fue fácil. Jacqueline, el nombre de la psicóloga, me ayudó mucho desde el principio al decirme que una persona de mi edad, reconocer la necesidad de ayuda, hablaba claramente de que ya tenía el 70% ganado.

Fueron sólo unas 9 o 10 sesiones pero que me permitieron con su ayuda ir viendo qué me pasaba y donde yo mantenía “mi poder”, “mis razones”, “mi necesidad de ayudar” cuando no se quería aceptar la ayuda y me ayudó a comprender que el Señor, aunque sabe bien que es lo mejor para cada una, nos deja libres y que al ver que las cosas no iban bien, yo quería transformar esa situación y “exigiendo” lo mejor… Fue un tiempo de oración y de contacto con el Señor para leerlo desde El y por tanto de inmensa libertad.

Ahí vi también la conveniencia de pedir un tiempo de descanso, un año diferente en el que al mismo tiempo que tomaba una distancia con esa realidad, podía volverme a encontrar después de 26 años con mis raíces, con lo “mío” y poder leer con calma lo que el Señor me iba pidiendo. Pedí ese año y se me dijo que sí. Iba a haberme venido en Enero, pero en Septiembre de 2006 tuvimos una Asamblea en la que se decidió que el grupo de Brasil pasaba a depender de la Provincia de Perú, se me pidió que esperara a la Asamblea que sería en Febrero. Esto lo leí como una mediación del Señor y dije SI.

Posteriormente tres nuevos pedidos. Primero hasta mediados de Marzo para hacer un servicio en Perú, después hasta Junio y por último hasta Septiembre. Volvía a leerlo como camino que el Señor me iba marcando y de nuevo acepte con paz.

Nombraron a una nueva coordinadora, peruana, que a su vez era la superiora y responsable de la etapa del juniorado y a la que se me pedía acompañar y apoyar. Esto no fue fácil, no me sentí aceptada, nuestros criterios sobre vida religiosa eran muy diferentes en muchos aspectos… las cosas se daban hechas. Fue un tiempo en que a una hermana paraguaya, destinada para una misión de inserción en Perú, se le descubre un cáncer de tiroides y espontáneamente surge la necesidad de acompañarla, animarla, ayudarla que comienzo a realizar con cariño y facilidad, contenta de sentirme útil.

Voy a Perú y el mismo día en que vuelvo a Brasil me encuentro con la noticia de que mi hermana Ana, se ha ido al cielo… fue un dolor muy fuerte, una pena profunda y me cuestionaba el haber aceptado quedarme, pero el Señor me hizo ver que El me había pedido el cuidar a otra hermana, aunque no fuera a la de sangre que había sido cuidada por sus hermanas de congregación…. y comprendí mi misión y servicio desde El en estos momentos.

Un día, la responsable me dice que ella va a salir de Brasil 4 meses… Conversamos y le expongo que yo no estoy dispuesta a acompañar a las junioras 4 meses… que ni por edad, ni por las condiciones de comunidad. Siento claramente que no debo hacerlo. Me lo acogió bien al principio y me dijo que lo iba a rever. Como pasaba el tiempo sin tener ninguna aclaración, volví a conversar y le dije que iba a escribir a la Provincial porque no quería, de ninguna manera, que llegara el momento, y que yo le dijera que no asumía la formación y la creara un problema, y así lo hice. La Provincial me dijo que lo comprendía muy bien y que sí, que no había problema en que me fuera para mi año sabático en Julio. Esto no lo aceptó en ningún momento la superiora

Todo este tiempo lo viví caminando con el Señor, pudiendo acoger todo lo que había de cruz con alegría y paz.

Yo voy percibiendo claramente que no soy “persona grata” lo que se me hace notar, pero pensando en que yo me iba a venir a España, lo sobrelleve, creo que con “garbo”, eso sí muy apoyada en el Señor y en las personas con las que podía libremente compartir y permitiendo que me resonaran.

En una reunión un día, con un sacerdote sacramentino que nos ayudaba a hacer un nuevo proyecto actualizando sobre todo nuestra misión, al saber que me iba un año, comenzó la reunión diciendo que cuando alguien se iba siempre se “llevaba” algo que se echaría de menos en la comunidad y que cada una expresara lo que sentía con mi marcha. SILENCIO ABSOLUTO. Nadie abrió la boca, insistió una vez más con el mismo resultado.

Le hice una seña de que lo dejara y seguimos con el tema de la reunión. Al final cuando íbamos a pasar a la Eucaristía, la coordinadora dice: Yo antes no dije nada sobre Lolín, pero ahora quiero decir que a mi me parece muy bien que se vaya que creo que es muy bueno para ella y para el grupo. Lo del “grupo” lo repitió dos veces. En aquel momento, a pesar de ser muy sensible, sólo sentí que el Señor me tomaba de la mano y me decía: Vámonos, no tengas miedo porque Yo voy contigo. Nadie hizo ningún comentario salvo una de las junioras que dijo que si para mi era bueno qué bien, pero que me iban a echar de menos y que estaría presente por la oración. Fue duro, es verdad, pero lo viví con la paz y la alegría de saberme con mi Señor.

Al día siguiente lo primero que hice fue llamar para adelantar mi billete a Junio cuando terminara la Beatificación del P. Eustaquio y así lo hice, explicando a la comunidad que en Junio era más barato porque todavía no era temporada alta en Europa

No conocía la Provincia de España, como hermana, porque mi relación fue siempre de médico y tenía cierto miedo de la nueva realidad pero he sido muy bien acogida con toda comprensión y cariño y aquí estoy. Primero he estado en una casa de hermanas mayores y/o enfermas, en un lugar precioso que me ha permitido tener un tiempo para mí e ir poniendo las cosas en su lugar: Fue muy bueno aunque no tenía ninguna pastoral salvo el estar con las hermanas. Ahora estoy en Salamanca, en una comunidad muy comprometida, a través de caritas con los sin techo, emigrantes, etc… y estoy trabajando en la alfabetización de emigrantes, en su mayoría africanos y estoy muy contenta.

Estoy en un tiempo de discernimiento sobre mí, el volver a América Latina o quedarme en España. Como ahora somos Provincia de Perú, pueden enviarme a Perú mismo a México o a Brasil. Estoy acompañándome con una religiosa. En este tiempo mi proyecto personal es la escucha del Señor a través de mis tiempos de oración y de los acontecimientos, de lo que va surgiendo… En Junio haré un retiro personalizado con ella para tomar la decisión, así que ahora más que nunca necesito oraciones. Parece que voy viendo claro pero no quiero tomar la decisión hasta que no sea el tiempo… No quiero adelantarme a lo que el Señor pueda todavía quererme decir

Con todo esto que les comparto, sé que es largo pero ustedes han tenido mucho que ver en mi vida para que esté pudiendo vivir este tiempo con gran serenidad, tranquilidad y alegría, pero sé de su acogida, paciencia y ¡misericordia!

Con un grande y fuerte abrazo.
Lolin, ss.cc.