Desbordo de gozo con mi Señor porque ha mirado mi humillación

Me fui al retiro con un deseo grande de volver a poner al Señor en el centro de mi vida. En los últimos meses, el exceso de actividad y el vivir demasiado centrada en mí, e incluso el volver a aflorar con fuerza mi orgullo, soberbia y vanagloria me hicieron alejar a Dios. Me sentí en el desierto más profundo de mi vida, estaba viviendo una vida que no era vida, estaba lejos de mi Dios.

El mal era fuerte en mí, yo era consciente, pero no lo podía impedir. Por eso reconocí como gracia fuerte la interiorización de la CAFA y estos días de Ejercicios que posibilitaron mi regreso a CASA. El Señor me atrajo de nuevo a Sí, a su Casa, a su Compañía y pude mirar sin temor mi realidad pecadora. Acepté lo que era, sin ocultarme. Me dejé transparentar por El.

Los días de encuentro con Jesús, en Santa María de Fe, han sido un verdadero regalo para mi vida. Fueron días de sobrecogimiento profundo y de acogida disponible a lo que el Espíritu me fue regalando. Normalmente, suelo ser muy resistente a la gracia, pero esta vez el Señor me regaló mucha consolación y apertura. La interiorización de la CAFA ya me introdujo en esta disposición.

En estos 8 días el Señor me “ubicó de nuevo en mi lugar de criatura”, confirmándome una vez más que soy su Hija Amada, Criatura suya en total dependencia del Padre. Yo me gocé de ser su Hija y de dejarme conducir por El.

Mi encuentro con Jesús permitió volver a re-encantarme por El, volver a ese Primer Amor. Me gustó mucho ahondar en el “conocimiento de persona”, un conocimiento no intelectual, sino afectivo, experiencial y sapiencial. Me dejé sorprender por un Jesús tan Humano, tan Vivo y Real, tan “impotente”, a tal punto de no poder hacer nada más que lo que el Padre le muestra y le enseña; y al mismo tiempo, me encontré con un Jesús, tan Dios, quizás por haber gustado mucho de su Humanidad, pude sobrecogerme aún más por su Divinidad.

El Señor ha fortalecido mi fe y la llamada a vivir en RADICALIDAD, El no quiere medias tintas ni mediocridad para mí. Me quiere TODA PARA SI, sin reservas. TODA DE JESUS. Y yo me siento así. TODA DE EL. EL EN MI Y YO EN EL. De ese saberme poseída por El me viene un gozo inmenso y profundo. Un agradecimiento sincero porque volvió a confirmar mi nombre: MARIA DEL CARMEN DE DIOS.

Teresa de Jesús y Enrique de Ossó han sido testigos de estos días, ellos también me animaron y fortalecieron.

María, mi Madre del Cielo, le dio el toque a mi retiro, ella me dijo: “María del Carmen de Dios, cuánto te ama Dios, qué amor de predilección tiene por ti. Eres realmente su Hija Amada, su predilecta y en ti complace”.

Jesús confirmó de esta manera mi experiencia: “Ma. Del Carmen de Dios, eres mi pertenencia, me gozo con ser tu Dios. Has vuelto a beber de mi Manantial de Vida. Sabes que sin Mí no puedes nada, no eres nada. Yo estoy en ti y tú estás en Mí”.

Esta riqueza recibida ahora el Señor me envía a compartir con mis hermanos y hermanas, sé que no es solo para mí. El me llama a compartirlo con todos pero El mismo se encarga de hacerlo, yo solo soy canal para que su gracia llegue a otros.

Gracias de corazón por sus oraciones.

Ma. del Carmen de Dios