domingo, 8 de abril de 2007

"Padre da gloria a tu Nombre"

“PADRE DA GLORIA A TU NOMBRE”
EE.EE. 16-25 de agosto de 2006

Queridos hermanos y hermanas en la fe
Me he sentido muy unida a todos ustedes estos días en los cuales he vivido mi retiro de 8 días, les agradezco sus oraciones. Les compartiré un poquito de las tantas gracias recibidas, que el Señor me ha regalado en su inmensa bondad. Voy a señalar dos momentos de oración donde he sentido la presencia amorosa del Espíritu Santo, con gran hondura y vivencia de fe. En estas oraciones el Señor nombró en mí los criterios de discernimiento para un posible envío a Egipto y las mociones que provenían de su Espíritu al dejarme sentir su voluntad.
Inicié uno de los momentos de oración pidiendo al Espíritu que la condujera con la ayuda de María, San Ignacio y Santa Juana. Pedí la gracia de que Jesús compartiera conmigo sus criterios de discernimiento y que pudiera en Él distinguir y dar nombre a las mociones del Espíritu.
Retomé el texto de Mc. 8; 34-35, el primer versículo me llegó, me quedé en esa palabra de Jesús un buen rato: “el que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”.

Me dejé llevar por el Espíritu donde Jesús estaba obrando redención, en Éll crucificado encontré descanso, consuelo, de vuelta me sentí invitada por el Espíritu a alabar con Jesús al Padre. Comprendí en lo profundo de mi espíritu y se me iluminó el camino nuevo, abierto, mi destino en el horizonte.
Camino de fe, iluminado por el Espíritu resucitado de Jesús, me sentí animada a que el Señor me llevara por este camino. Me llevó a experimentar la llamada y el pedido de Jesús; cuando una noche me despertó y compartió conmigo sus sufrimientos por el mundo, la Iglesia y la vida religiosa. Me sentí llamada a decirle a Jesús que aceptaba su pedido, que estaba dispuesta a colaborar con Él y aceptaba su regalo precioso de compartir su pasión. Desde entonces el Señor tomó en serio mi ofrecimiento ingenuo y hoy de nuevo ha renovado mi entrega. Impulsada por el Espíritu dije que sí, como María: me parece imposible tal como está que se de una refundación en la vida religiosa ¿Cómo podrá ser esto?. Pero creo contra toda esperanza que Dios tiene poder para cumplirla y que ya lo está realizando; aunque no lo vea y probablemente no lo veré.
Me recordó que la gracia está entregada a la CAF y la CAFA, pero sigue pendiente… la gracia del martirio incruento.

Los criterios de discernimiento se me nombraron los siguientes:
Que el Padre de gloria a su Nombre.
La fe en la Promesa, que ya es una realidad por la fe, una vida religiosa que vive su carisma a través del martirio incruento.
El envío como determinación de la Trinidad, el sí porque así Dios lo quiere; ser parte de la obra de redención sin saber de antemano el como, sino en aventura de fe, impulsada por el Espíritu de Jesús.
La misión es amar gratuitamente. Que Jesús viva en mí
No estás sola, la CAF en dispersión son tus hermanos y hermanas en este peregrinar en la fe y en esta misión.
Con todas estas vivencias que el Señor me regalaba pude nombrar con Él las mociones que sentía de alegría espiritual, paz, encajada en mi lugar en Cristo crucificado, animada, descansada en Jesús.

En otro momento de oración con la lectura de Lucas 5; 1-11, delante del Santísimo le pedí al mismo Espíritu que orara en mí al Padre, en presencia de María y todos los santos. Pedí la gracia de escuchar a Jesús para descubrir su voluntad. Como una brisa suave volví a sentir la llamada de entrega en la Compañía de María, en la comunidad del Cairo, del ámbito interprovincial de Egipto-Líbano. Llamada a vivir prioritariamente las gracias concedidas en la Asamblea General. De nuevo experimenté la misión de la CAFA dentro de la vida religiosa y el grito del pueblo egipcio. Me sentía invitada a abrirme a sus chispas en el mundo, a aquellos hombres y mujeres que viven desde el Señor implícitamente. El pueblo santo esparcido con una fe implícita en Jesús.
Ante mi vida posible en el Cairo sentí alegría espiritual, como un impulso del Espíritu hacia lo nuevo, desde la gracia de mi vida en Jesús crucificado y resucitado. Ante mi vida en Paraguay sentí paz, con una nueva acogida en Jesús crucificado y resucitado. Experimenté una respuesta incondicional de entrega ante el pedido de la Compañía de María para la misión en próximo oriente.

Terminé mi oración con gran consuelo en el Señor y con San Francisco me unía a su alabanza a Dios y a toda su creación.

Un abrazo a todos
Fide

2 comentarios:

Mónica dijo...

Querida Fide. ¡ Muchas gracias por hacernos partícipes de esta valiosa experiencia espiritual ! Siento esta profunda comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en unión con María, actuando en vos...Al orar esta vivencia brota en mí un agradecer a Dios por las gracias que va derramando en sus hijos (as). Gracias Fide por tu apertura y docilidad de escuchar a Jesús y su Espíritu quienes te han mostrado su voluntad: ir a Egipto y también escuchar el clamor de este pueblo. Gracias por ser coherente con las gracias recibidas. Te animo a seguir confiando en El y esperar contra toda esperanza. Resuenan en mí la Refundación de la vida religiosa, martirio incruento, vivir unida a Cristo crucificado. Mucho ánimo y lanzate a lo desconocido, seguí orando, discerniendo y escuchando al Espíritu.¡ Cuenta con mi oración! Con cariño en Jesús: hna. Mónica

Beatriz dijo...

Muy querida Fide: Alabo al Padre de todo corazón por la obra que El está haciendo en tí.
Me quedo en silencio contemplando el amor entrañable que te tiene.
A tí hermana te agradezco profunda
mente, por dejarte enteramente en Sus Manos y hacer "una tu voluntad con la de El y acoger el envío porque así la Trinidad lo quiere, aceptando ser parte de la obra de redención sin saber de antemano el cómo, sino en Fe, impulsada por el Espíritu de Jesús.
GRACIAS Fide, me gozo en tu gozo.
Sigamos muy unidas en El.
Beatriz